sábado, 30 de junio de 2012

Argentina: La energía eólica, una oportunidad para el país ante la crisis del petróleo


El fin de la era de los hidrocarburos plantea una oportunidad enorme para la Argentina, que cuenta con empresas pioneras en el aprovechamiento del viento para la creación de electricidad. Infobae.com recorrió un parque eólico local que se convirtió en un modelo a reproducir

El calentamiento global y la crisis cada vez más grave que plantea el fin de la era de los hidrocarburos confirman que uno de los principales desafíos para el mundo es identificar y explotar nuevas fuentes de energía, que sean renovables y amigables con el medioambiente.

Ante ese escenario, la energía eólica se impone como una de las alternativas más atractivas, siendo también económicamente viable, y el territorio de la Argentina uno de los más beneficiados por los fuertes vientos para emprender esa actividad.  

En la actualidad funcionan alrededor de 13 parques eólicos en seis provincias argentinas, según un informe de la Secretaría de Energía de la Nación. Dicha publicación destaca que "las perspectivas del país en materia de energía eólica son francamente alentadoras".

"Se estima que el potencial eólico patagónico al sur del paralelo 42 encierra una energía decenas de veces mayor al contenido en toda la producción anual argentina de petróleo", afirman los cálculos oficiales. 

Industria Metalúrgica Pescarmona Sociedad Anónima (Impsa) es una empresa argentina que se fundó en 1907 y desde aquella época creció y se posicionó a nivel mundial, con importantes innovaciones en el sector energético, fundamentalmente en la explotación de recursos hídricos y eólicos. 

"Es una de las pocas empresas capaces de hacer energía hidroeléctrica, eólica y atómica. Podemos cubrir todo el espectro y hacemos foco en la energía de alto valor agregado", resaltó el vicepresidente de Impsa, Francisco Rubén Valenti. 

Con sus acciones en todo el mundo, la compañía ya logró concretar proyectos energéticos que aportan hasta 43.000 megavatios. Al respecto, Valenti, que también se desempeña como presidente de la división de Impsa en Asia, agregó que actualmente la prioridad es "aportar soluciones al problema energético con energías renovables".

Uno de los proyectos más ambiciosos que desarrolla actualmente Impsa es el de la creación de molinos para generar energía eléctrica. El compromiso de sus ingenieros para elaborar diseños innovadores y "a medida" permitió que la empresa se conozca como una de las pioneras en el sector.

"La Argentina a nivel capacidad eólica es número 1 a nivel mundial", afirmó ante la consulta de Infobae.com Rubén Sánchez Perco, director comercial en América Latina de Impsa Wind.

Sin embargo, aclaró que ese potencial será promisorio en la medida que se den las condiciones, que detalló son "financiamiento" y capacidad para trasladar la energía desde los parques hacia la red de consumo. 

Infobae.com visitó el Parque Eólico Arauco, que demandó una inversión de 240 millones de pesos y está ubicado a 20 kilómetros de la ciudad de Aimogasta, en La Rioja. Allí se instalaron 12 molinos que superan los 85 metros de altura y aportan 25 megavatios.  

Sánchez Perco detalló que alrededor de 40 Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) integran el Cluster Eólico que se conformó para instalar el Parque Araujo, que en una segunda etapa contempla la puesta en marcha de otros 12 molinos.  

"Un molino lo componen alrededor de 8.000 piezas diferentes. Impsa ensambla esos componentes, los monta, los hace funcionar y garantiza ese funcionamiento. Somos responsables de unir el trabajo de muchas PyMEs", subrayó Sánchez Perco.

Impsa posee capacidad instalada para generar 70 aerogeneradores por año, con diseño y tecnología propia. "Podemos aumentar la capacidad industrial rápidamente. Estamos desarrollando en la planta del nordeste de Brasil alrededor de 500 megas de generación eólica. Tenemos el Know how y estamos esperando las condiciones que tienen que ver con financiamiento y que haya una seguridad para la inversión", insistió. 

Tomado del diario Infobae de Argentina.

martes, 19 de junio de 2012

Argentina: Investigadores mendocinos transforman la basura en energía


Por un lado, toneladas de residuos industriales que contaminan o inviten a merodear a roedores y moscas. Por el otro, miles de habitantes de las zonas rurales del sur mendocino sin acceso al gas natural en inviernos gélidos. En el medio, un elemento que tiene la capacidad de remediar ambos problemas: la biomasa.

Por eso, investigadores de la Facultad Regional San Rafael de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) realizaron un proyecto en el que, primero, caracterizaron los desechos agroindustriales y forestales de la región. Luego, los transformaron en pequeñas piezas combustibles llamadas briquetas, y observaron, por ejemplo, que el poder calorífico de los carozos de aceituna supera al de la leña en muchos casos. Los árboles, agradecidos.

Pero las ventajas de esta fuente de energía son varias más. Es inagotable, porque proviene de residuos; y también es ecológica, ya que permite reemplazar el uso de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, que incrementan el efecto invernadero. Además, proporciona un tratamiento adecuado para los desechos y resulta ideal para los habitantes de zonas rurales que no pueden acceder al gas natural.

“La idea surgió cuando observamos que en Europa utilizan briquetas como forma de calefacción alternativa. La diferencia es que ellos necesitan plantar ciertos cultivos que contengan mucha fibra para poder hacer las briquetas. En cambio, nosotros ya contamos con abundante materia prima para hacerlas”, señala a la Agencia CTyS el ingeniero industrial Ángel Quiles, integrante del equipo de investigación de la UTN Facultad Regional San Rafael.

Una región energética

La biomasa incluye a toda materia orgánica de origen animal y vegetal susceptible de ser aprovechada energéticamente. Hay dos maneras de producir energía a partir de la biomasa: quemándola para producir calor o, como en este caso, transformándola en combustible para su mejor transporte y almacenamiento.

Para el proyecto, los investigadores utilizaron residuos agroindustriales, como carozos de aceituna y de frutas, y agroforestales, como ramas y hojas provenientes de la poda urbana. “Hicimos un relevamiento de las industrias de la región, averiguando la cantidad de carozos y qué hacen con ellos actualmente. En general, lo utilizan como abono, para rellenar callejones o se los dan a la gente para que se los lleven para calefaccionar. A las industrias no les conviene tenerlos porque atraen roedores y todo tipo de insectos”, explica Quiles.

Así, el equipo comprobó la abundancia de la “energía” latente en los residuos sanrafaelinos. Los carozos de ciruela, por ejemplo, rondan las 13 mil toneladas por año. En tanto, los carozos de durazno llegan a 6 mil toneladas aproximadamente, y los de aceituna, a 600.

De carozos a briquetas

Luego de la recolección y clasificación de la materia prima, se realizaron los ensayos para transformarla en briquetas a través de un proceso de compresión. Se trata de pequeños bloques sólidos de forma cilíndrica que caben en la palma de una mano y arden con facilidad. “Al hacer las pruebas, nos dimos cuenta de que no todos los carozos sirven, porque algunos contienen pepitas, un subproducto que, a su vez, contiene aceite y evita la compactación”, indica el ingeniero.

Así, después de la clasificación, el siguiente paso es el secado natural, que suele realizarse a temperatura ambiente. Incluso, como el clima de San Rafael es cálido y seco, puede llevarse a cabo a cielo abierto. Esta técnica es sencilla pero fundamental ya que, para lograr una compactación óptima, la humedad no debe superar el 13%.

Una vez secada, la biomasa es triturada mediante un proceso de molienda. Por último, es compactada por una máquina de tracción y compresión. “No es necesario utilizar ningún tipo de aglutinante. Aunque según las características de la materia prima, especialmente según la humedad que contenga, se puede usar almidón o glucosa en bajos porcentajes para mejorar la compactación”, aclara Quiles.

Gracias a los ensayos, los investigadores observaron que los carozos de aceituna son los residuos que tienen mayor poder calorífico, esto es, 4.844 calorías por kilo, mientras que el de la leña, oscila entre las dos mil y cinco mil calorías, dependiendo del tipo de leña y de la humedad que contenga. Por esto, hicieron un convenio con la industria olivícola para que les provean los insumos.

“El proceso para armar las briquetas no es para nada complejo. Quizás, lo más complicado y costoso es la parte de la logística, porque las industrias están muy distribuidas”, agrega el ingeniero.

Aparte de Quiles, el equipo de investigación de la UTN San Rafael se completa con los ingenieros Edgardo Boschín,  Juan Jesús Miguel Cerioni y Jorge Ciperiani; Agustín García Juri, Mauro Camera y Juan Marcos Santisteban. Actualmente, para continuar con el proyecto, la idea es hacer no sólo las briquetas, sino también estufas que se adecuen a éstas, para aprovechar su energía de la mejor manera posible.


Tomado del sitio web Red Vitec de Argentina  y escrito por la Agencia CTyS.

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